sábado, 16 de enero de 2010

Actitudes.

Acababa de comer conejo con ensalada y estaba sentada pintandome las uñas con un esmalte nuevo cuando llamaron a la puerta. Corrí para abrir pero mi padre,que estaba en la cocina,llegó antes y abrió él conmigo detrás.
Al otro lado habia un chico de no más de cuarenta años con la ropa sucia y muy gastada. Llevaba una barba muy poblada y el pelo largo mojado por la lluvia . Miré por la ventana y vi que arrollaba.
Timidamente y tartamudeando nos dió las buenas tardes y nos pidió disculpas por si la hora a la que venia nos molestaba,pero nos contó que estaba pidiendo dinero o en su defecto,algo de comer por que se habia quedado sin trabajo y le habian embargado el piso por no poder pagarlo.
Sonreí ante el echo de poder ayudar a alguien y fui a la cocina a coger pan y algunos cachos de carne cuando oí hablar a mi padre y después,la puerta cerrarse.
Entró con una sonrisa burlona y le dijo a mi madre con una mirada arrogante que 'solo era un pobre'. Asqueada ante su forma de pensar,dejé la comida en su sitio y escondiendome la cartera en el sujetador,dije que iba a tirar el polvo.
Me lo encontré sentado en la marquesina del local de al lado,que está vacio. Tenia un perrito pequeño y dormido en sus brazos,tapado con una manta y él estaba arrebujado bajo su chaqueta. Me acerqué y sentandome a su lado sin mirarle a la cara le dije que sentia el comportamiento del señor que le habia abierto la puerta. Sonrió y me dijo que empezaba a acostumbrarse a ese tipo de situaciones,que no importaba. Saqué la cartera y le dí todo lo que tenia,incluido los vales para las pizzerias. Se le empañaron los ojos y dejando al perro cuidadosamente a un lado me abrazó.
Estuvimos un rato en silencio hasta que entre pequeños suspiros y lagrimas ahogadas me contó que lo habian echado del trabajo en una empresa pequeñita de aceite por culpa de un recorte de personal. No lo cogieron en ningún otro sitio y sus padres no estaban vivos para ayudarle. Se quedó sin su modesto piso de 47 metros cuadrados y ahora vivia en la calle con Tei,el perro.
Le expliqué que este era un tema que me tocaba especialmente,que me dolia ver a gente en esta situación.. acabé llorando yo también. Cogió al perrito y me dijo que se tenia que ir,que iba a seguir pidiendo para poder comer él y 'su enano'. Me abrazó por última vez y me susurró al oido que mi vagabundo,ese que yo cuidaba tanto,tenia que estarme infinitamente agradecido y que no sabia la suerte que tenia.
Subí a casa algo recompuesta,me excusé diciendo que me habia encontrado con una amiga y fui directamente al baño,a coger el quitaesmalte.

3 comentarios:

  1. Sin palabras....enternecedor...uno se ve envuelto en tantas miserias tantas veces y....no se da cuenta de que otros...aun estan mucho peor....

    Felicidades por actuar de esta forma...no es facil...

    Tu amigo Mtn

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