El sonido del funicular me relaja, me ayuda a sentir, a vivir. Barcelona se extiende ante nosotros y no puedo ocultar mi emoción. Estoy extasiada y tú no paras de sonreir.
Jovenes, alegres, inocentes, humildes, soñadores.
Las estrellas nos acompañan, nos saludan, cómplices del amor que se está gestando bajo sus brazos mientras tus manos acarician mi espalda.
Me cuesta creer lo que vivo, tengo miedo de que nada sea cierto, de que no lo viva realmente. Es todo tan increible que me obligo a pestañear rápido y cuando miro atenta al exterior, todo sigue igual. Tú sigues ahí, al igual que la ciudad, que las estrellas.
Y solo me queda reir, reir y abrazarte.
Amoldarme a tus brazos y seguir viajando hasta aterrizar en esas calles. Nuestras calles. Nuestros planes. Nuestros sueños.
Nuestras vidas. Nuestro amor.
y me dirás que es una mierda..
ResponderEliminarsi es que eres tonta!
un beso mullere :)
Wowowo... sin duda, (créeme) una de las entradas más emocionantes que recuerdo haber leído en Blogger!
ResponderEliminarMe recuerda mucho a mi estilo :)
Pues creetelo, y disfruta de ello mientras dure
ResponderEliminarEnhorabuena, ya estás donde querías...
ResponderEliminarDiario de paradojas se muda a Imjappi! jajajaja
ResponderEliminarechaba de menos pasarme por aquí :)
Barcelona? Disfruta.
todas estas entradas que escribes son verdad o son mas bien ficcion?
ResponderEliminarLas hay que son historias reales y cosas imaginadas. Aprende a distinguir ;)
ResponderEliminarquiero aprender a soñar en Barcelona.
ResponderEliminar