Carla habia muerto hace casi un año de un cáncer de pancreas que la fulminó en cuestión de meses desde que se enteró de la noticia.
Su marido Joaquín lo descubrió el día que la encontró tirada en el suelo del baño,muerta y rodeada por su propio vómito.
Miriam tenía solo tres años y le costaba dormirse si no se abrazaba a su madre.
Él no quiso llorar,debia ser fuerte,aunque solo fuera por la enana. Se prometió que nada cambiaria.
Ahora Miriam tiene siete años y todos los viernes por la tarde cuando sale del colegio, se la lleva al burguer . Se sientan el uno enfrente del otro mientras ella da buena cuenta de sus patatas fritas y él juega con el borde de su vaso de plástico lleno de cerveza.
Joaquín todavía lleva el anillo de casado.
Alguna historia un poco más alegre? Esta es bonita, pero triste... muy triste.
ResponderEliminarUn beso. Feliz fin de semana. Bea
Corto, sencillo, concreto y triste. Muy bueno. :-)
ResponderEliminarMuy bueno y triste, si. ;)
ResponderEliminarNo lo pillo...
ResponderEliminarAcabo de toparme con tu rinconcito y me gusta, me gustan tus palabras cargadas de sentimientos... Seguiré visitándote más veces seguro.
ResponderEliminarVecina, me gusta el relato, pero triste historia.
ResponderEliminarUn besazo querida!
Puff, este relato me parece duro: hace justo un año murió un amigo de esa enfermedad, pero, desgraciadamente, no fue fulminante, sino una pesadilla de cinco años. Al menos, la chica del relato no ha sufrido tanto.
ResponderEliminar¡Hasta otra!